Imagen de una escolopendra

Scolopendra cingulata

La Scolopendra cingulata, comúnmente conocida como ciempiés mediterráneo, es una de las especies más grandes dentro del género Scolopendra, perteneciente a la familia Scolopendridae.  Esta escolopendra de la fotografía la localizamos en la piscina de Artaj el 28 de Julio de 2015, creemos que debió de salir de algún recoveco.

LLega a alcanzar una longitud de 17 cm. Su coloración es muy variable, desde un marrón verdoso hasta marrón amarillento, más claro en los ejemplares jóvenes, con bandas transversales más oscuras, siendo la cabeza, antenas, último par de patas y último segmento del tronco de color anaranjado. Presenta 21 pares de patas, de los que destaca el último par, debido a su robustez y por mostrar numerosas y fuertes espinas. Las forcípulas son dos pinzas conectadas a glándulas venenosas que las escolopendras y otros ciempiés poseen debajo de la cabeza. En realidad son un par de patas modificadas y convertidas en poderosas armas puntiagudas.

La picadura de la escolopendra proporciona un dolor muy intenso, pero afortunadamente las especies presentes en la Península Ibérica no poseen un veneno tan poderoso como para causar la muerte, algo que sí ocurre con especies situadas en los trópicos, que pueden producir la muerte de un niño o de una persona débil. Por lo general, la picadura de la escolopendra genera además del dolor, una sensación de quemazón, hinchazón y necrosis superficial de la zona dañada, que cesa transcurridas dos o tres horas. Algunas personas pueden sufrir dolor de cabeza, vómitos, náuseas  y disritmias cardiacas, aunque ello dependerá de su sensibilidad al veneno.

La escolopendra, como habitualmente se denomina a la Scolopendra cingulata, es de hábitos nocturnos. Durante el día se refugia debajo de las piedras o en lugares oscuros. Su alimento lo constituyen insectos, caracoles y, en general, pequeños artrópodos.

Las hembras depositan sus huevos en un nido subterráneo, donde los protegen hasta que eclosionan. Las larvas son pequeñas y carecen de las características completas de un adulto, como el número completo de segmentos y patas. A medida que crecen, mudan su exoesqueleto varias veces hasta alcanzar la madurez sexual.

Fuentes

IPCAM 2Artaj
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